Animación

Nelson Luty y sus historias fílmicas

El viernes pasado, a la tarde, cuando caía el sol y aparecían las primeras luces de la noche tuve una entrevista con una persona muy particular. Con un toque de rebeldía y un halo de sinceridad y sensibilidad podría definir su increíble personalidad. Con su charla me invadió con sus historias y personajes que me fascinaron y fue el puntapié inicial para dejar entrever ese don innato para dibujar y contar historias.
Plano detalle de su mano
Plano detalle de su mano

Hoy creador, según mi punto de vista, de uno de los más grandes estudios de animación y concepto de Argentina, Nelson Luty llegó con su amuleto de la suerte más preciado para contarme la más importante de las historias: La historia animada de su propia vida.

En su vida de niño no fue precisamente el dibujo un pasatiempo. Siempre su pasión fue dibujar. Según contó, en la Primaria la maestra le decía: “saquen una hoja” y a él le decía “Luty, haceme un dibujito”.  Se negaba totalmente a estudiar, se alimentaba culturalmente porque sabía lo que quería hacer. Era autodidacta desde el primer momento.

Con su espíritu rebelde relató que se le disparó la necesidad de hacer cine. Cuando primero veía televisión, Los Picapiedras había algo en esos dibujos que le gustaba, pero no sabía si quería hacer animación. Cuando fue a ver a Bambi, ahí le “estalló la cabeza” y ahí dijo por primera vez “voy a trabajar en cine”.

Siguió dibujando miles de cosas pero esa obsesión nunca se le fue. Luego conoció el cine de película con Star Wars y ahí reconoció que todo empezó a cambiar, por la animación, los diseños de escenarios, las naves espaciales. Cuando vio Tiburón ahí fue detonante de todo lo que soñaba, contando una simpática anécdota: Era la época de la dictadura y el propio padre lo había llevado a ver la película escondido en el baúl de un auto ya que los menores no podían ver esas películas. Recuerda que fue en un autocine en Paternal en un primer piso. Ahí fue la primera película que lo llenó de emoción violenta, y se hizo fanático de Spielberg.

En esa época, cuenta, no había acceso a comprar juguetes, entonces él generaba en su casa sus propias maquetas con inmensa imaginación: Tiburón, King Kong, etc. Cuenta que tenía 10 años y a las maquetas les ponía muchos detalles. Iba a las casas de electrónica y compraba lamparitas led, año 1978 o 1977. Las maquetas las iluminaba, les ponía clima, y ahí se dio cuenta que eso era lo que quería hacer.

Fue a Bellas Artes en Capital, y comentó que no le fue bien. Tampoco en el colegio Manuel Belgrano de La Boca. Su madre se sentía muy frustrada ya que no era estudiar lo que él quería hacer. Tenía puesta la cabeza en otra cosa y reconoció que en ese momento estaba muy inmaduro para aprender, ya que estudiar Bellas Artes le hubiera servido mucho para hacer lo que quería hacer más adelante.

Se considera autodidacta, experimentando y buscando cosas nuevas, pensando la manera de hacer cine. “En ese momento estaba García Ferré en Argentina pero yo buscaba en el cine algo más violento y me gustaba mucho el cine hollywoodense. Empecé a buscar qué era lo que yo quería y me metí a hacer historieta. Un día descubro Astérix y dije acá quiero ir y empecé a hacer historieta.”


“La historieta que empecé a hacer era más policial y de ciencia ficción. Empecé a buscar historias, las contaba y ahí empecé a ver que me gustaba. Una manera de sentirme director de contar historias y salían y las dibujaba…”

Luego lo expulsan de Bellas Artes, debido a un problema con un profesor al sentirse humillado por él. Le pidió a su padre seguir estudiando con la condición de que le pagara la escuela Garaycochea. Allí duró un mes, porque empezó a trabajar.

Trabajaba en escenarios y ahí se hizo conocer. Entonces vino un señor llamado Chiche Medrano y le dijo que lo tomaba para trabajar. Cuenta que tenía 17 años, y era muy chico e inexperto pero sabía que algo estaba bien. Le pagaban 4,50 dólares. Era la época de la hiperinflación. Estaba muy contento de estar aprendiendo el oficio.

“Me puse como loco a trabajar ahí y al poco tiempo me di cuenta que no me iba bien porque el mas sacaba mas ganaba y yo no tenía ritmo y ahí empecé a perder plata. Me quedé trabajando como siete meses hasta que me vino a buscar Alberto Saechan. El gran Chiche Medrano falleció. Alberto, gran amigo mío hoy,  me dijo en ese momento-vení a trabajar conmigo y yo le dije estoy con Chiche, y luego lo pensé y al otro día me quedé con Alberto. Ahí estaba yo solo, la plata que entraba la ganaba yo, horas y horas, era nueve de la mañana y seguía trabajando hasta las seis de la mañana, no paraba nunca. Era terrible esa obsesión de sacar cada vez mas y mas, no era por la plata mi interés sino por aprender el oficio.”

Con el tiempo lo conoció a Carlos Meglía, que trabajaba en la Universidad de Quilmes, un historietista excelente. Pero en su afán de avanzar no quiso dejar a Alberto. Entonces trabajaba con los dos. Y empezó a hacer un par de cómics. Recién empezaba Irish Coffee, después fue Cybersix. En Irish Coffee los escenarios los hizo él. Comenta que tuvo un estudio con Carlos Trillo, tenía 30 años y estaba publicando en Europa él solo. Con la humildad y seguridad de los grandes dice que no era de llevar carpetas. No sabe si fue suerte pero dijo que cuando él era más chico no era consciente de muchas cosas y él sabía que su trabajo valía y siempre con la idea de que le faltaba mucho por aprender.

Sobre Metegol, y trabajar con Campanella dijo que la primer sensación que tuvo de trabajar con uno de los más prestigiosos directores de cine de la actualidad, sintió mucho miedo. Siempre cuenta que allá por el 2004 se había estrenado Luna de Avellaneda y él ya había visto cosas de Campanella. Y dijo “este es el director argentino que a mí me gusta”. El cine hollywoodense, comenta que era el que más le gustaba, no así el europeo. Vio una nota en la revista Gente donde el director contaba todo sobre Luna de Avellaneda, de dónde había salido la historia. Y desde ahí le fascinó la idea de trabajar con Campanella. En ese momento Nelson estaba en su segunda película y siguió trabajando en animación. 

“Pasaron los años seguí haciendo películas, trabajando en muchos estudios y hasta que sale el proyecto de Metegol. Viene un amigo mío que estaba cerca de él, trabajando cerca de Juan Safer(Sergio  Fernandez), un gran amigo mío y me dice: estamos analizando un proyecto con Juan basado en un cuento de Fontanarrosa”. Le mostraron un tráiler y aunque de futbol Nelson no sabía nada, había leído varias cosas de Fontanarrosa. Lo vio y le encantó. Le dijo: “si sale, me gustaría estar”.

Mientras trabajaba en Patagonik lo llamó Caloi y  Maria Verónica Ramíre ,para trabajar con él. Estaba trabajando en una película del Negro  Caloi, con 4 cortometrajes. “Llevó un tiempo agilizar la película de Caloi y con Sebastián Barreiro íbamos a la casa del Negro a trabajar los escenarios y hacíamos un lindo equipo. Sale lo de Caloi y nos pusimos como meta trabajar Storyboards en la casa del Negro”.

Nelson sentía que había terminado con todo lo que había hecho de Caloi. Decidió irse y lo llamaron para hacer Gaturro. Allí puso fin al dibujo, no  quería dibujar por un tiempo, y no quería responsabilidades. Y empezó a modelar en 3D. A las dos semanas el director le dijo. El director de arte vas a ser vos. Gaturro era un personaje ya diseñado y no quería ser director de arte. Terminó haciendo iluminación y cambiando ángulos de cámara. Se sintió muy agradecido cuando finalmente lo incluyeron en los títulos como “Director de Arte”.

En ese momento, lo llamó Juan Campanella para empezar a trabajar con él. “Tuve mucho miedo, no sabía cómo encararlo, no sabía lo que le gustaba, qué esperaba él de mí, qué quería él de mí.  Nos dejó toda la responsabilidad a Mariano Epelbaum y a mí”. Ya había un guión. Campanella le dijo “fíjate qué sale de esto. Yo quiero ser más grande que Pixar y Dreamworks”. Ahí empezaron a trabajar en el universo que él quería. Desarrollaron el guión y le dieron forma a la animación.

“Puedo afirmar que hay que estar muy seguro para hablar con Campanella, convencido de que lo que le mostrás y decís es lo que va. Quería que se enamorara de nuestro trabajo. Sentir su aprobación era genial. Es un director que te apaña mucho y te deja trabajar muy libremente. Fueron 4 años de trabajo muy intenso, en un momento  termino  stresado e internado una semana en una clínica.

 Ahora con Juan Jose, somos grandes amigos. ”Ahí, sentí mucho estrés al terminar el trabajo. Me pedían que renovara el contrato y yo no lo hice,  ya que a la vista la película ya estaba terminada. Me voy y justo me llama Juan Pablo Buscarini, director amigo mío que quería trabajar con un proyecto en el que yo había trabajado 8 años atrás que se llamaba The Games Maker. Trajo a  Dimitri Capuani, uno de los directores de arte de Hugo, vino el tano a ayudarnos. Y  la pasamos genial con él.

 

Tierra de Rufianes

“Me llama Federico Moreno Breser y me dice estoy compitiendo para el INCAA, ¿querés participar? La época está genial. Hicimos una reunión y empezamos a pensar en ocho capítulos en 10 meses.”

Empezaron a ver la idea de optimizar los tiempos, en dirección a contar la historia en blanco y negro. "Buscamos escenarios no complicados, me fui a Rosario a sacar fotos, trabajar con los ángulos de las cámaras, cambiar, calcar y optimizar, esto está bueno para contar la historia y la otra era contarlo como una historieta Story Bord, usar animaciones pequeñas, muy limitadas, tomas cortas con movimiento de cámara, handycam, jugar con la animación para tener mucho clima, contrastes, siluetas. Es una historia de amor negra, no está escapado de la realidad que pasó en Rosario en su momento entonces necesitábamos contar la historia. La gente vemos que le gusta y se engancha. “La época que se vivía en la Argentina en aquellos años con la tratas de blanca las chicas traían de europa engañadas, y siempre lo mismo se vuelve a repetir”. Algo  que no  escapa a la realidad de argentina hoy, Como  el caso  de Marita Verón que aún sigue buscando  a su hija.

La imagen de campo y ciudad se transmite en la serie. Los dibujos transmiten la pampa Argentina. El sentimiento reconoce Nelson que está puesto. “Trabajar con fotos, filmación y dibujos apoya la narrativa de la historia porque por la historia que transcurre la película era Rosario antigua original”. Solo se utiliza filmación para el tráiler, la serie es toda hecha con dibujos animados.

“El clima que se quería lograr, si bien Rosario no es así, se utilizó la luz rasante, mucha noche, lluvia, se marcaron los momentos de noche y sombras largas. Así se definieron los escenarios.”

Con respecto a la música, la hizo un amigo de Federico en un estudio de San Telmo, donde mezcló tango moderno y rock. Cuando vio la narrativa de Awada arriba de la música, todo funcionaba. Para trabajar en esto La música de Piazzolla le hizo sentir el asfalto como en Buenos Aires, ya que Rosario y Buenos Aires son parecidas en algún punto. Nelson escucho mucho  de su música en su  estudio.

Luty Art Studio

Con respecto a su estudio, confiesa que “hace mucho que venía con la idea de hacer un estudio no solo de animación sino conceptual. Así fue como tuvo una reunión con Federico y surgió lo que llamamos brainstorming. Entonces le comenté que siempre había trabajado para grandes estudios y les hice ganar mucha plata, estuve nominado al Goya y gané un Cóndor de Plata, los premios sirven para que a uno lo reconozcan. Está buenísimo trabajar en estudios pero económicamente termino reventado. Mi estudio así termina con mi nombre y le dije hagámoslo.”

Luego comentó que tenía que irse a Colombia a dar unas charlas y un día antes de que se fuera, Federico le presenta la marca. Junto a Lucas Ríos, productor ejecutivo y director, quedó definido el estudio concept, principalmente dedicado a películas fílmicas.

Para finalizar, también comentó que hay 3 proyectos que van a salir guionados y que le hicieron una página de Facebook que explotó de visitas muy rápidamente, y  dijo que la gente se le acerca, lo recibe muy bien, le piden fotos, que le parece muy raro y reconoció que está con ganas de hacer muchas cosas: un proyecto de radio o un programa de tv. También está desarrollando con Gonzalo Gutiérrez 3 películas con aliens y ciencia ficción “de la buena”, realizadas íntegramente en nuestro país. Dijo que los argentinos son muy buscados porque nos movemos mucho para conseguir y hacer de la nada una idea. “Hay muchas ideas en el país, mucha creatividad”. Agradeció el crecimiento de la tecnología como herramienta para desarrollar ideas.

Su historia finaliza agradeciendo la entrevista aceptando con mucha humildad formar parte del equipo de los prestigiosos columnistas de Dopler Agencia de Noticias de Diseño.

Nelson me dejó una imagen muy profesional, con un espíritu aventurero y rebelde ayudado por su talento innato y su esfuerzo, un total convencimiento que con su catarata de energía y luz se puede concretar todo lo que  él se propone en el camino.

 

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